-Háblanos de tu impresión sobre la reunión…
-Noté la diferencia cultural que hay entre las regiones, como también los distintas formas de encarar la lucha sindical.

Había dirigentes de Australia, Bélgica, Egipto, Francia, Lituania, Perú, España, Malasia y Polonia. Cada uno fue exponiendo su situación, problemas y desafíos.

En un momento me pareció raro la preocupación manifiesta sobre la productividad y utilidades de la empresa, cuando nosotros en América Latina nuestro foco de atención son las condiciones laborales y salarial.

-Tal vez las asimetrías corresponden a la estructura sindical…
-Exacto. En Argentina tal vez tengamos una mirada más amplia, porque tenemos sindicatos por rama de actividad y en el encuentro, en su mayoría, eran sindicatos por fábrica.

Entre nosotros es bastante normal que ante determinadas situaciones tengamos medidas de acción directa; en otros países no es tan común. Un compañero de Alemania dijo que ellos nunca hicieron un paro.

-¿Y la transnacional actúa de la misma manera a nivel global?
-Tampoco. Había un mapa en que se especificada con distintos colores dónde es más difícil sindicalizarse, donde era imposible sindicalizarse, dónde era más fácil.

La UITA tiene toda esta información y además, cómo funciona en cada país, sus utilidades, sus ganancias, cómo opera en la bolsa.

Nosotros insistimos en que no hay una solución gremial si no hay una solución política, en que está todo atado a la política económica y social de cada gobierno. Allá en Europa tienen menos problemas que en Argentina y quizá por eso les sea un poco más fácil negociar.

-¿Llevaste alguna problemática que tengan en Mondelēz Argentina?
-Sobre todo dimos información. No sabían por ejemplo que la planta de Victoria había sido vendida.

De manera general, la visión que nosotros tenemos de la transnacional en Latinoamérica es distinta a la que se tiene en Europa, y eso se vio con fuerza en la reunión.