Cuando un trabajador renuncia o lo despiden, las casas no las vuelven a ocupar. Algunas son desmanteladas y “sepultadas” en la misma finca, por razones inexplicables.

Muchas son prefabricadas, en cemento y metal, y, lejos de proteger este patrimonio, lo destruyen.

En virtud de esto las mujeres decidieron organizarse en un comité permanente para hacer valer sus derechos.

Denuncian que han existido dos sindicatos con convención colectiva pero que son afines a la empresa y no han incorporado ningún derecho para las mujeres en las negociaciones.

De hecho, esos “sindicatos” han legalizado las arbitrariedades y la explotación de la empresa.

En primer lugar, reclaman una mejora de las condiciones de habitabilidad de las viviendas

El domingo 23 de abril se hizo la primera reunión en Colonia San José, de Puerto Viejo de Sarapiquí, y quedaron como coordinadoras Aura López Varela y Heysel Gaitán Guevara, del sindicato Sindicato Nacional de Trabajadores de la Piña y el Banano de Costa Rica (SINTRAPYB).

El domingo 28 de mayo habrá un encuentro para el que han invitado a 400 mujeres que laboran en las empacadoras de estas fincas.

Para estas actividades cuentan con el apoyo solidario del SINTRAPYB pero ellas plantean que esta lucha sea manejada por sus dirigentes con una visión desde los derechos de la mujer.