“Esta casa era una cárcel clandestina. Los sobrevivientes nos contaron como en este lugar encerraban a personas de diferentes nacionalidades, las interrogaban, las torturaban y las desaparecían”, dijo Bertha Oliva, coordinadora de Cofadeh.

Con grandes esfuerzos, Cofadeh, con el apoyo de organizaciones internacionales, logró rescatar la propiedad de la finca militar donde operaba impunemente el criminal escuadrón 3-16, y cuyos predios fueron utilizados como cementerio clandestino.

“Lo que queremos es convertirlo en un centro regional de memoria contra el olvido y vamos a necesitar del apoyo tanto de nuestros amigos históricos a nivel nacional e internacional, como del respaldo decidido de la actual administración pública”, agregó Oliva.

Mery Agurcia, abogada y miembro del área de documentación de Cofadeh, acompañó el grupo en una visita a los lugares donde se perpetraron las más cruentas violaciones a los derechos humanos de cientos de personas.