Con ocasión del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, desde el Programa de Desarrollo Rural del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, en alianza con la Rel UITA, llamamos la atención pública sobre la situación de las mujeres rurales quienes resisten múltiples discriminaciones que obstaculizan el ejercicio de sus derechos humanos.
CMP Flora Tristán
25 | 11 | 2022
Foto: CMP Flora Tristán
Las brechas de desigualdad están en los diferentes aspectos de su vida: tienen menos acceso a la tierra, no son remuneradas por su labor agrícola, el 25 por ciento de las adolescentes y jóvenes no pudieron seguir estudiando debido a un embarazo, tienen menos oportunidades laborales y mayor dependencia económica. Estas desventajas se profundizan por los impactos del cambio climático.
En ese contexto de desigualdad y discriminación, la violencia por razón de género es una realidad persistente en sus vidas. Las relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres se refuerzan por la vigencia de patrones estereotipados de género que se reproducen en los colegios y espacios públicos.
Como resultado las mujeres experimentan las diferentes formas de violencia: física, psicológica, sexual y económica. Más de la mitad de las mujeres de zonas rurales vivió la violencia por razón de género (ENDES 2021), aunque este porcentaje es apenas la punta de un iceberg pues no todas revelan estos padecimientos.
Solo 3 de cada 10 denunció el hecho en una entidad pública (29,3 por ciento) según la ENDES 2021, pero este es un porcentaje nacional, no diferenciado por ámbito de residencia. En las zonas rurales la presencia del Estado en materia de prevención, atención y sanción de la violencia contra las mujeres sigue siendo débil e insuficiente.
Aun así, se han dado en el país graves retrocesos en los avances logrados de cara a la igualdad de género, como por ejemplo con la aprobación de la ley que permitirá la intromisión de madres y padres de familia en el currículo escolar, iniciativa promovida por congresistas antiderechos opuestos a que se imparta la educación sexual integral en los colegios.
Cusco no es ajena a esta realidad.
Cusco es una de las regiones con mayor número de denuncias. Entre enero y setiembre del 2022, el Centro de Emergencia Mujer había atendido ya 7.675 casos según el reporte del Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar (MIMP-Aurora).
Con la estrategia rural que prevé el Programa Aurora, en el mismo período se habían derivado 186 casos de las comunidades rurales, nativas e indígenas, lo que evidencia la escasa presencia, cobertura y seguimiento a estos territorios.
Prevención y atención son dos estrategias que corresponde desarrollar en las zonas rurales del país con el presupuesto suficiente para impulsar los cambios necesarios que contribuyan a una convivencia sobre la base de la igualdad de género, teniendo en cuesta enfoques de derechos e interculturalidad para responder adecuadamente a los patrones discriminatorios todavía vigentes.
Por este 25 de noviembre los diversos colectivos feministas se han autoconvocado en la gran marcha contra un Perú machista que viola, mata y desaparece a las mujeres. Esta movilización tendrá carácter nacional y se desplegará también por las calles de Cusco para exigir medidas efectivas que erradiquen la violencia de género en el país.