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“La carne más barata es la del trabajador”

De la esclavitud a los frigoríficos

En su libro “Esclavitud”, Laurentino Gomes* afirma que ningún otro factor fue tan decisivo en la construcción de la identidad brasileña como la esclavitud, sinónimo de trabajo arduo, violencias, humillaciones, explotación y discriminación.

LEOMAR DARONCHO

07 | 10 | 2022


Foto: Luis Nova – Correio Braziliense

La observación permite la comparación con un sector que sigue en condiciones muy precarias en el siglo XXI. Los frigoríficos emplean, con bajos salarios a los más vulnerables, incluidos migrantes haitianos, senegaleses y bolivianos.

El sector es líder en accidentes, enfermedades y muertes en el trabajo, con 90 incidencias por día.

Datos del Observatorio de Seguridad y Salud en el Trabajo (MPT/OIT) indican un aumento de las muertes en el sector de faena y procesamiento de productos cárnicos. Hubo 40 muertes en 2021, contra 30 en 2020. Anteriormente, la actividad registraba 16 muertes por año, en promedio.

Con 20.000 accidentes laborales en 2021, el sector produce una legión de lesionados e incapacitados.

Destacan lesiones por cortes, en brazos, hombros, cabeza y el aparato respiratorio, aunque el gobierno admite que hay una fuerte subnotificación, pues muchos casos reconocidos por el Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) no registran Comunicación de Accidentes de Trabajo (CAT) por las empresas.

Datos oficiales muestran la correlación entre trastornos maternos y el ambiente de trabajo en los frigoríficos. El sector emplea a numerosas mujeres

Informes de prensa recientes revelan la tragedia humana de hechos que cobran la vida de brasileños en un trabajo penoso y arduo, marcado por la explotación.

Tragedias evitables

El 25 de febrero de 2021, el técnico electromecánico Itamar, de 45 años, falleció en Sao José, Santa Catarina, tras resbalar y quedar atrapado por el cuello en el helicoide del sistema de refrigeración (superficies húmedas y grasosas).

El 29 de agosto del mismo año falleció el mecánico Rodrigo, de 37 años. Cayó en una mezcladora de hamburguesas, en Dourados, Mato Grosso do Sul (operaciones imprudentes se realizan con los equipos conectados).

El 30 de noviembre de 2021, Jorge, de 26 años, murió al cortarse su arteria femoral, en Araguaína, Tocantins (los cuchillos se manejan en un espacio reducido y a un ritmo intenso).

El 20 de mayo de 2022, el encargado de stock Marcus, de 28 años, murió prensado entre dos equipos, en Promissão, Sao Paulo (el ritmo y los espacios reducidos son factores de riesgo).

El 16 de junio último, Jeferson, de 26 años, sufrió quemaduras fatales en Votuporanga, Sao Paulo.

El 17 de setiembre Antônio y João fallecieron limpiando una caja de aguas residuales en Leme, Sao Paulo.

Un tercer trabajador se desmayó y fue rescatado (exposición a gases letales en espacio confinado).

Un día después, Antônio, de 36 años, fue víctima de una fuga de amoníaco en el sistema de refrigeración, en Rio Verde, Goiás. El mismo hecho llevó al hospital a 11 trabajadores; uno de ellos está en CTI.

Imposible no comparar

La investigación de Laurentino Gomes describe las etapas del comercio de esclavos, mano de obra de las haciendas del imperio y para las minas de oro y diamantes en Minas Gerais, Goiás y Mato Grosso.

La captura, negociación y traslado trajeron a Brasil, en tres siglos y medio, cerca de 4,9 millones de africanos.

El promedio de muertos, arrojados al mar, era de 14 por día. Entre los trabajadores esclavizados, la esperanza de vida era de 18,3 años.

En el antepuerto negrero inglés de Cape Coast Castle (litoral de Ghana), había hasta 1.500 cautivos confinados en sótanos.

La tasa de mortalidad era alta. Un informe médico de 1718 recomendaba separar a los enfermos; contener infiltraciones; evitar que duerman en el suelo; drenar las aguas residuales; limpiar y fumigar el espacio.

Las sugerencias fueron ignoradas por puro cálculo económico. La abundancia de cautivos —“piezas” baratas— hacía inviable la inversión.

Después de 300 años, pocas actividades humanas concentran tantos factores de riesgo como los frigoríficos, en los que los trabajadores son descartables, se los envía a hospitales, cementerios o al INSS, una realidad resumida en el lema: “La carne más barata del frigorífico es la del trabajador”.

El estudio de nuestra historia ayuda a comprender la lógica económica de tan precaria actividad.

Es imperioso un giro radical para que cese la política de debilitamiento de las normas de protección, como aquellas que limitan el ritmo y exigen descansos.

Es urgente también adoptar una agenda positiva que preste atención a las mujeres y limite la duración del trabajo en el sector, con base en parámetros civilizados.


Nota del Traductor: Laurentino Gomes es un periodista y escritor brasileño, famoso por ser el autor del libro de historia de Brasil y Portugal titulado: 1808 – Como uma rainha louca, um príncipe medroso e uma corte corrupta enganaram Napoleão e mudaram a História de Portugal e do Brasil.