Aurelio González, fotógrafo
El fotógrafo Aurelio González recibió el trofeo del 38º Premio Derechos Humanos de Periodismo el pasado viernes 2, en la sala que lleva su nombre en la Escuela de Fotografía Aquelarre, en reconocimiento a su extensa trayectoria.
Amalia Antúnez
06 | 09 | 2022
Afonso Licks y Aurelio González | Foto: Gerardo Iglesias
El premio es concedido anualmente por el Movimiento Justicia y Derechos Humanos (MJDH), la Orden de Abogados de Brasil (Rio Grande do Sul), la Asociación de Reporteros Fotográficos y Cinematográficos de Rio Grande de Sul (ARFOC-RS), la Caja de Asistencia de los Abogados (CAARS) y la Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (Rel UITA).
Afonso Licks, secretario del MJDH, fue el encargado de entregar el premio a la trayectoria de Aurelio otorgado en la edición pasada.
Licks recordó las palabras de Jair Krischke, presidente del MJDH, al anunciar la adjudicación del premio en diciembre pasado:
«Aurelio González, fotógrafo militante, es la personalidad honrada con el 38 Premio Derechos Humanos de Periodismo, por su larga actividad registrando la historia de un pueblo. Por la lucha contra la intolerancia militar; por su perspicacia y sensibilidad al ocultar los registros de parte de la historia del Uruguay; y por su larga actividad registrando a las personas, la genialidad del rescate de ese acervo; y, sobre todo, por la defensa de la libertad de prensa, que es la propia defensa de la democracia”.
Aurelio escondió en julio de 1973 miles de negativos que contenían imágenes de movilizaciones populares y estudiantiles, huelgas en fábricas y talleres, la represión en los años 1960 y 1970 hasta el golpe de Estado y algunos años después.
Había nacido en 1930 en Marruecos, de padres españoles.
“Llegué a Montevideo el 14 de noviembre de 1952 por casualidad, producto de una travesura que hice. Llegué el día que cumplía 22 años. Una vez, una revista soviética sacó un artículo sobre mí donde decía que yo había nacido en Uruguay, así que ahora en vez de tener 91 años tengo 71”, bromeó Aurelio luego que le entregaran el trofeo −una escultura del artista uruguayo Mario Cladera− que alzó emocionado y feliz.
Aurelio agradeció a los presentes en el homenaje y recordó sus peripecias como reportero fotográfico en los años previos al golpe de Estado en Uruguay, el exilio y su regreso.
“Fueron años intensos. Recuerdo que iba a las fábricas a recorrer. Cuando me tocaba ir a Bella Unión a registrar la lucha de los remolacheros me disfrazaban de peludo para poder ingresar, con la cámara escondida”.
“Era una aventura”, dice, y sus ojos se iluminan de recuerdos.
“Hoy puedo decirles que fui un privilegiado. Puedo decir con todas las letras: gracias a la vida que me dio la oportunidad de estar en ese lugar de la historia”.
En 1976 Aurelio partió al exilio dejando escondidos 48.626 negativos en el edificio Lapido, donde estaba la sede del diario comunista El Popular, para el que trabajaba en Montevideo.
“Cuando regreso del exilio, ya no estaba el edificio como cuando me fui, habían reformado todo. Afortunadamente, un obrero solidario, que encontró ese material, lo volvió a esconder cuando policías de civil fueron a la obra a advertirles que, si encontraban algo, lo debían entregar”, cuenta.
Pero en lugar de eso, lo tiraron por un ducto del edificio, un lugar casi inaccesible. Años después, en un homenaje que le hacían a Aurelio en la intendencia de Montevideo apareció un muchacho, que dijo saber dónde estaban las latas con los negativos.
“Resulta que este chico, que se llamaba Quique y cuando los obreros escondieron las latas en el ducto de ventilación era un niño, como todo niño travieso se había metido en esos recovecos donde estaban escondidas”, explica Aurelio.
El 31 de enero de 2006, cuando aparecieron los negativos, se dieron cuenta que era muy complicado rescatarlos, porque fueron a parar allá abajo, por el túnel de ventilación.
“Para sacarlos usamos tecnología de punta: una piola que en la punta tenía un imán y fuimos subiendo las latas. Confieso que cuando agarré la primera me dio una emoción tremenda. Recuerdo que temblaba”, dijo.
Aurelio cuenta que las latas otrora brillantes salieron completamente oxidadas, pero fue ese factor lo que mantuvo las tapas selladas y protegió el material durante 34 años, algo que el fotógrafo describe como mágico.
Para él, lo principal de haber rescatado esas fotos es saber que los chiquilines de 14 y 15 años puedan estudiar en clase nuestra historia reciente y verla en imágenes,
“Ver qué pasó acá en Uruguay en esos años tan difíciles pero combativos, con un movimiento obrero indoblegable, donde se creó la CNT, donde se crearon las fuerzas políticas como el Frente Izquierda, la Unidad Popular, el Frente Amplio, es impagable”.
“Agradezco al Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Porto Alegre, a mi amigo Jair Krischke por esta distinción y agradezco a todos los que se hicieron presentes acá”, concluyó ante un caluroso aplauso.