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El encuentro con el amigo y compañero Milton
¡Cuánto tiempo, Tchê!
Llegamos a la ciudad de Caxias do Sul, en el corazón de la sierra gaúcha. La compañera Arlete Schmitz es nuestra guía distinguida en la visita al Sindicato. Por el largo pasillo y las salas anexas ella nos va presentando dirigentes y funcionarios, hasta que se detiene, su mirada se torna risueña, cómplice y dice: “mira quién está aquí”. Sentado en medio de libros, cajas y papeles, como ha sido siempre, está Milton Francisco dos Santos. Se para, me abraza y exclama:
¡Cuanto tiempo, Tchê!
Gerardo Iglesias
28 | 07 | 2022
Milton Francisco dos Santos | Foto: Gerardo Iglesias
Cuando nace la regional latinoamericana de la UITA en 1967, la Internacional no tenía afiliados en Brasil. Enildo Iglesias, secretario regional, diseña una estrategia de acción focalizada en el estado de Río Grande do Sul, limítrofe con Uruguay. Es entonces que Porto Alegre, capital del estado, a unos 800 kilómetros de Montevideo, se transformó en la “cabecera de playa” desde donde comenzó el diálogo y el trabajo de interacción con organizaciones de Brasil.
Si bien los primeros contactos con la Federación de Trabajadores de las Industrias de la Alimentación del citado estado remontan a 1968, es durante la gestión del compañero Mario Provensi (1971-1986) que la UITA logra posicionarse y avanzar hacia el resto del país, registrando un formidable cúmulo político y programático.
La participación de Milton Francisco dos Santos, consejero fiscal y luego secretario de la Federación −con quien Mario Provensi constituyó un tándem histórico y relevante− fue fundamental en la construcción de ese proceso.
Su aspecto sigue siendo el mismo con sus 81 años. Mario decía: “Milton nació de barba”. Y esa barba, ahora blanquecina, dibuja su imperturbable rostro.
Milton asume la presidencia de la Federación de 1986 a 1992. Recuerdo que él no quiso cambiar de sala, permaneciendo en la pequeña oficina donde fungió como secretario durante tantos años. La oficina ocupada por los presidentes da a la calle Jerónimo Coelho, con amplios ventanales y mucha luz en el centro de Porto Alegre.
Enildo más de una vez intentó sin éxito convencerlo que su labor como presidente debía ser más política y menos oficinesca. Milton sonreía y su índice en alto negando echaba por tierra todo intento de su amigo uruguayo.
Antes de continuar viaje hacia otros sindicatos del estado junto al actual presidente de la Federación Paulo Madeira, le cuento a Milton que estamos trabajando con Jair Krischke, nuestro distinguido asesor en derechos humanos, en el rescate de documentos sobre la intervención de la UITA y la Federación en los años de la dictadura y sobre todo sobre la VII Conferencia Latinoamericana realizada en 1979.
Ante ese anuncio Milton se para, sube a una silla y baja unas cajas amarillentas. Sobre la mesa de su escritorio comienza a esparcir el material escrupulosamente guardado durante tantos años. Documentos, recortes de prensa, fotografías, boletines, manuales del programa de educación de la UITA y la Federación.
Me quedo sin palabras, nos miramos y él ahora ríe. Como nunca. Tengo la sensación de que su risa estuvo guardada todos estos años para conmemorar este momento. La historia nos atrapa y surge el compromiso de vernos en breve.
Milton vuelve a reír, como diciendo ¡valió la pena!