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Dora María Téllez
Un símbolo del sandinismo encarcelada en la Nicaragua de Ortega
Dora María Téllez fue una de las mayores referentes de la revolución sandinista. La llamaban Comandante Dos. Hoy es, como muchos de sus antiguos compañeros, una dura adversaria del régimen del converso Daniel Ortega. Con un agravante: desde hace más de un año Téllez está presa en una de las peores cárceles nicaragüenses.
Rel UITA
21 | 07 | 2022
Dora María Téllez | Foto: politicaobrera.com
Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo encabezaron el martes 19 las celebraciones oficiales del 43 aniversario del inicio de la revolución. Los acompañaron los dirigentes actuales del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Como de costumbre, la retórica revolucionaria estuvo presente en los festejos.
Pero es una retórica vacía: para gran parte de quienes el 19 de julio de 1979 entraron en Managua, marcando el fin de la dictadura somocista, el sandinismo actual es una muy mala fotocopia del sandinismo de los orígenes.
Solo Daniel Ortega, su hermano Humberto y unos pocos más permanecen fieles a un gobierno que tiene entre sus principales aliados al gran empresariado, a algunas transnacionales y a los sectores más conservadores de la Iglesia y que muy poco molesta al gran enemigo de antaño, Estados Unidos.
Téllez está entre los sandinistas originarios más odiados por la dupla Ortega-Murillo. Y lo está pagando: desde junio de 2020, la ex comandante que lideró en 1978 la liberación de la ciudad de León, clave para el posterior triunfo de la revolución, está detenida en las mazmorras de la cárcel de El Chipote.
Diversos organismos internacionales han denunciado las condiciones de detención que padecen ella y otros muchos presos políticos acusados de “traición a la patria” por el régimen.
Quienes la han podido visitar dicen que prácticamente no se le permite ver la luz del día y que ha perdido más del 15 por ciento de su masa corporal. En más de un año sólo ha recibido ocho visitas de familiares.
Durante un tiempo Téllez compartió prisión con otros antiguos dirigentes sandinistas, como el ex canciller Víctor Hugo Tinoco y el general Hugo Torres, el líder, en 1978, del asalto al palacio del congreso, que condujo a la liberación de varios presos sandinistas, entre ellos Ortega.
Tinoco está actualmente en detención domiciliaria y Torres murió en la cárcel en febrero pasado sin que recibiera la atención médica que necesitaba. Téllez estaba a su lado.
Mónica Baltodano, otra ex comandante sandinista que debió exilarse en Costa Rica, dice que la detención de Téllez es una de las “peores infamias del gobierno”, aún peor que los ataques sistemáticos a los que sometió al poeta, teólogo de la liberación y ministro de Cultura en los primeros tiempos de la revolución Ernesto Cardenal. El sacerdote murió en marzo de 2020 hostigado por el orteguismo.
“Aquella fuerza que fundó Carlos Fonseca con propósitos de justicia social, liberación y avanzar en la democracia”, señala Baltodano, “ya no existe. Ha sido pervertida por el orteguismo, así como lo ha hecho con el Ejército, la policía, el Poder Judicial y todas las instituciones. Todo funciona como una correa del poder familiar”.