¿La carne uruguaya en manos de una sola empresa brasileña?
Frente a la perspectiva de una absorción por la transnacional brasileña Minerva de los frigoríficos uruguayos operados por su competidora y connacional Marfrig, Tito Zelko, ex dirigente del sindicato de Coca Cola y de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), evoca en la siguiente nota la situación que se vivió en el país en ocasión de otro proceso monopolístico.
Tito Zelko
22 | 2 | 2024
Foto: Gerardo Iglesias
En principio —y sin profundizar en las motivaciones de decisiones empresariales que llevan los procesos de expansión en un mercado de bienes y servicios en un sistema económico capitalista de competencia— podemos identificar algunos motivos centrales del proceso de concentración en ciernes:
• Mayor capacidad para la fijación del precio del bien comercializado.
• Reducción de los costos de producción por el efecto del aumento del volumen comercializado.
• Aumento del poder de la empresa en relación a proveedores y gobiernos regionales y nacionales.
En el caso particular del sector cárnico, la fijación del precio de exportación del producto es un mecanismo internacional, pero no así el precio de compra del insumo (carne) y la fijación del precio para el mercado interno.
Coca Cola Company pasó de un sistema de regiones asignadas a embotelladores privados a la unificación del abastecimiento a partir de una sola planta (la de Camino Carrasco, en Montevideo). La distribución fue totalmente tercerizada.
A fines de los años 1980 tres empresas embotelladoras operaban en cuatro regiones de Uruguay: Colonia Refrescos, Refrescos del Norte y Montevideo Refrescos y una distribuidora regional (Refrescos del Este).
Montevideo Refrescos tenía como accionista mayoritario a Coca Cola Company, y contaba con tres plantas en la capital y otra en el vecino departamento de Canelones.
En menos de diez años cerraron las plantas que operaban en los departamentos de Colonia, Canelones, Salto y Paysandú y dos en Montevideo. Quedó solo una unidad productiva, en la cual se realizaron inversiones millonarias en los sistemas de producción, comercialización y administración.
Desde 2018, Coca Cola Company transfirió la propiedad y la operación en Uruguay a la mexicana FEMSA, la mayor empresa embotelladora de Coca Cola en el mundo.
Todo el proceso fue negociado y discutido con el gremio, firmándose acuerdos de reestructura que supusieron cierto número de reubicaciones en los depósitos y distribución, pero se trató principalmente de acuerdos prejubilatorios y despidos mejorados.
La transnacional brasileña comenzó con la instalación de una maltería en Nueva Palmira (Colonia) y la compra de Norteña, que luego fue cerrada.
También adquirió Fábricas Nacionales de Cerveza (Pilsen) y la compañía Salus, productora de la cerveza Patricia y del agua Salus (adquirida por la francesa Danone).
En paralelo, cierra la planta de Embotelladora del Uruguay SA (EUSA – Pepsi) en Montevideo, pasando su producción a la fábrica de Pilsen.
El cierre de los centros de producción se tradujo en un recorte de empleos en la distribución, en virtud de que como consecuencia de la monopolización un mismo camión pasó a cargar Norteña, Patricia, Pepsi y todas las marcas de la empresa Pilsen.
Estos procesos generaron una importante reducción de los costos de funcionamiento, acompañados por la introducción de tecnologías que llevaron a una caída del empleo y a incrementos de la productividad, fundamento de los repagos de las inversiones que realizan estas transnacionales.
Algo parecido puede estar proyectándose para el sector cárnico.