Guatemala | SINDICATOS | REPRESIÓN

Con Emy Elizabeth Meza Talento

Represión y discriminación sindical

Dirigente del Sindicato de Trabajadores Municipales de Villa Canales, departamento de Guatemala (SITRAM-UBCG), Emy Elizabeth, cuenta la odisea que han vivido los trabajadores y trabajadoras desde la constitución de la organización en 2016, cuyo secretario general resultó muerto en circunstancias sospechosas.

Emy Elizabeth se destaca por su carácter y su ronca voz. En la reunión que se efectuó con las afiliadas de la federación Festras, su intervención registró tal energía que contagió a todo el auditorio.

Villa Canales está a una hora de la ciudad de Guatemala. Hace dos años los trabajadores y trabajadoras de la municipalidad decidieron constituir su sindicato.

“Tuvimos diversas dificultades para poder conformar el sindicato –comenta Emy Elizabeth– hasta que finalmente, luego de enfrentar una severa represión y mucha discriminación en el proceso de gestación, el sindicato se fundó el 27 de enero de 2016.

Casi un año después, el 2 de enero de 2017 –continuó– el hostigamiento fue de tal magnitud que los miembros del sindicato fuimos despedidos. Tras un juicio que tardó un año y cinco meses, somos reincorporados, y a los quince días de eso, el 17 de junio de este año, nuestro secretario general, el compañero Domingo Natch Hernández, muere en circunstancias muy confusas.

La muerte del sindicalista fue presentada como producto de un accidente de tránsito, pero el Ministerio Público está investigando el caso”, afirmó la dirigente.

“Para nosotros fue un asesinato motivado por el accionar sindical del compañero. Si realmente fue un accidente de tránsito queremos que el Ministerio Público nos dé pruebas fidedignas de ello”, recalcó.

Emy Elizabeth recordó que la muerte de Domingo se da en un contexto conflictivo muy fuerte.

“Desde el sindicato seguimos luchando para que nos paguen los salarios caídos durante el año que estuvimos sin trabajar. El tema económico es crucial en este caso”.

Pero no todas son pérdidas

“Nosotros seguimos fuertes, seguimos de pie. La muerte del compañero causó mucha indignación y muchos otros compañeros se unieron al movimiento.

Antes de la muerte de Domingo éramos 28 los afiliados, ahora somos 54 que integramos el sindicato.

Es una lucha dura, pero seguimos adelante. Y aunque la represión es tremenda, hemos conquistado beneficios para nuestra gente.

Domingo dejó el camino marcado y ahora nosotros tenemos que continuar la lucha”, concluyó emocionada.


En Guatemala, Gerardo Iglesias