La Asamblea Nacional, que buscaba consolidar una falsa ley de moratoria que dejaba abierta la posibilidad de consolidar el proyecto minero–extractivo, se vio obligada a aceptar una moratoria permanente de la minería metálica a cielo abierto.

Se logró también desarticular el movimiento de la Asamblea Nacional para limpiarse la cara políticamente y a la vez imposibilitar que el contrato con Minera Panamá fuera declarado inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia.

El acuerdo suscrito por el presidente Laurentino Cortizo con la empresa le aseguraba a ésta la capacidad de litigar contra Panamá en condiciones favorables para ella, al establecer que todo eventual litigio se ventilaría en un ambiente foráneo pro empresa.

La declaración de inconstitucionalidad del contrato minero significaría que esa disposición no se podría aplicar.

Haber avanzado en la consecución de un país libre de minería metálica a cielo abierto no significa, sin embargo, detenerse. Muy por el contrario, significa redoblar la lucha por derrotar definitivamente los planes de Cortizo, la Asamblea Nacional y la empresa minera.

Para este fin hace falta movilizarse para asegurar que la nueva Ley de Moratoria Indefinida pase el tercer debate, sea sancionada por el Ejecutivo y sea publicada en la Gaceta Oficial.

En segundo lugar, aún hace falta avanzar del logro parcial al logro estratégico, lo que implica la desaparición del contrato minero por medio de una declaratoria de inconstitucionalidad.

Y en tercer lugar se debe tener en cuenta que el plan de Cortizo, la Asamblea y la minera si bien, obviamente, se encuentra a la defensiva, todavía no está completamente desarticulado.

De hecho, el bloque que busca implantar el estilo de desarrollo minero – extractivista sigue siendo fuerte, al contar con el apoyo de la propia minera, el capital transnacional en general, los organismos financieros internacionales, las llamadas empresas calificadoras, el gobierno de turno, la Asamblea Nacional y los sectores económicamente dominantes.

Todos ellos seguirán tratando de ganar tiempo, con el fin de darle espacio a su estrategia de atemorizar a la población a fin de intentar convencerla de que no queda otro camino que someterse a una aprobación del contrato minero, o por lo menos a una renegociación que permita la continuidad de la explotación minera, a la vez que se prepara una contraofensiva contra la moratoria.

Es de vital importancia salirle al paso a esa propaganda catastrofista, sometiendo a una crítica rigurosa los mitos en que la misma se sostiene.

También es ineludible desarrollar la argumentación sobre la posibilidad de un verdadero desarrollo humano, con respeto a la soberanía, la democracia, la equidad social y el pleno respeto a la Madre Tierra.

Recordemos, con Martin Luther King Jr, que “La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión, es la presencia de justicia.”

1(Reproducimos fragmentos del artículo del economista y docente panameño, asesor de la Fuclat. Los intertítulos son de La Rel)