Rápidamente, aún en el caos que significaba buscar un lugar en el refugio de Ciudad Deportiva, la gente le abrió un espacio en el suelo donde colocar un par de colchonetas para bajar de la silla al menor y descansar un rato.
En medio del ajetreo conversamos con su padre Lesther Javier Velásquez.
Visiblemente afectado, nos contó cómo había sido baleado su hijo en las protestas del 8 de julio de ese año, cuando grupos paramilitares del oficialismo tomaron Diriamba ̶ a unos 40 km de Managua ̶ y desalojaron a quienes protestaban desde finales de abril.
El niño llevaba agua a quienes resistían en las trincheras al recibir el disparo.
En unos cuantos segundos, mientras observaba la fila para recibir colchonetas, Lesther nos resumió unos tres meses de protestas sociales que dejaron alrededor de trescientos muertos desde que el gobierno anunció las reformas a la Seguridad Social que reducían las pensiones y aumentaban las cotizaciones.
“A muchos jubilados les iban a quitar la pensión, y ellos con eso pagan las universidades o la educación de sus nietos (…) en nuestra ciudad le dieron fuego a una casa con personas adentro, porque no habían permitido que se pusiera en el techo un francotirador de los militares”, explicó.
La familia nos comentó cómo huyeron de Nicaragua junto a otros miles. El lento recorrido con la silla de ruedas les había dejado rezagados. Se encontraban en la frontera de Guatemala y México cuando apareció la caravana de migrantes, a la que decidieron acompañar.
Esa noche, mientras cientos de voluntarios intentábamos ayudar en lo que fuera en el refugio, volvimos al sitio y la familia dormía apaciblemente.
A la tarde siguiente regresamos en el marco de las mismas actividades y observamos que ya se habían marchado.
Este día 18 de julio La Prensa de Nicaragua publicó una nota sobre la misma familia. La nota afirma que se encuentran ya en Estados Unidos a unos días de una audiencia clave para lograr su estatuto de asilo político.
Al parecer lograron pasar la frontera justo en los primeros días del gobierno de AMLO en México en diciembre pasado, en un breve lapso en que se aplicaron de manera compasiva las leyes mexicanas sobre asilo y migración, y antes de que se endurecieran las condiciones para los migrantes por exigencia de Donald Trump.
En la nota realizada mediante una entrevista telefónica, la familia cuenta muchos más detalles, las enormes dificultades del camino, la solidaridad de las personas centroamericanas y mexicanas que les apoyaron y les alimentaron.
Pero también de la grotesca represión de la que huían, que tuvo lugar en Diriamba y en otras poblaciones nicaragüenses. Incluso, hablan abiertamente sobre la agresión sexual de que la madre de los menores fue víctima por varios paramilitares que asaltaron su casa.
La familia está reconstruyendo su vida en Estados Unidos, justo en tiempos terribles para los migrantes.
En Managua el oficialismo celebrará la revolución sandinista a su modo y conveniencia. Una revolución que hoy más que nunca luce traicionada.
Hace 40 años, aquel heroico19 de julio de 1979 inspiraba a generaciones enteras de todo el mundo, y los protagonistas eran jóvenes como la familia Velásquez Molina.