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La Universidad de San Carlos de Guatemala lucha y resiste

El pasado 14 de mayo, el candidato del oficialismo Walter Mazariegos ganó de forma cuestionable la rectoría de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Las protestas por el burdo fraude orquestado desde el Ejecutivo para asumir el control de la más importante casa de estudio superior pública fueron brutalmente reprimidas por la Policía.

Rel UITA

04 | 07 | 2022


Foto: Gerardo Iglesias

La situación se enmarca en una crisis institucional mucho más amplia, donde las autoridades, en connivencia con la oligarquía nacional, el capital transnacional y las fuerzas armadas, han venido cooptando todos los poderes del Estado. Docentes y estudiantes se mantienen en resistencia para recuperar la autonomía de la Universidad. Transcribimos a continuación lo medular del boletín elaborado por el Frente Universitario por el Rescate de la USAC.

“A través de la organización iniciamos el camino de recuperar la autonomía. Los últimos meses hemos sido testigos de cómo el autoritarismo descarado pisotea las normas universitarias y con ello la autonomía creada para resguardar la vocación científica y académica de la educación superior en Guatemala.

Entendemos que este vulgar intento de robar la rectoría es producto de años de degradación e incumplimiento de las normas que regulan el sistema de gobierno interno. Nuestro descuido ha permitido que estructuras criminales capturen buena parte del aparato administrativo de la universidad y ahora lo utilizan para imponer su voluntad e intimidar a quien se les oponga.

No es la primera vez que la comunidad sancarlista debe enfrentar las imposiciones de un tirano corrupto por encima de la autonomía. Sin embargo, es la primera vez que la amenaza asume el control casi absoluto de la administración central universitaria.

En esta ocasión no ganaremos si enfrentamos la amenaza divididos. Únicamente organizados podremos arribar a grandes decisiones.

El fortalecimiento político de Walter Mazariegos en el gobierno central de la USAC se inicia cuando asume la presidencia de la Junta Electoral Universitaria. Desde allí manipuló a su antojo los tiempos, resultados y tomas de posesión de las juntas directivas y consejos directivos de toda la universidad.

Además, el mantener las extensiones universitarias de humanidades funcionando le permitió incrementar su influencia con alcaldes y diputados de todo el país.

En marzo de 2021 Mazariegos asume como rector en funciones tras la captura de Murphy Paiz por acusaciones de corrupción. En pocos días despidió a muchos puestos clave de la administración central universitaria y colocó personas leales a su proyecto.

Afuera de la universidad se empezaba a perfilar como candidato a rector y ofreció al gobierno nacional colaboración y gobernanza de la universidad a cambio de apoyo a su proyecto electoral.

Ya durante el proceso electoral la maquinaria construida durante años se puso en marcha: la Dirección de Asuntos Jurídicos emitió dictámenes a la medida, la dirección administrativa utiliza personal e información oficial para objetivos políticos oficialistas y dentro del CSU se impuso un régimen de intimidación y secretismo para lograr los votos necesarios que avalen la captura de Rectoría.

Todo esto bajo la aparente impunidad que le asegura el apoyo del gobierno nacional.

Las acciones realizadas para intentar robar la rectoría durante estas elecciones sobrepasan por mucho el concepto de fraude y habría sido imposible de realizar por una sola facultad.

Por eso es importante aclarar que lo que enfrentamos es un Intento de golpe de Estado del gobierno universitario, respaldado por las facultades que más intereses políticos externos manejan (Humanidades, Derecho, Económicas).

Desde el momento en que el CSU aceptó el resultado de una elección que dejó fuera a 99 de los 171 electores designados, la crisis dejó de ser electoral y pasó a ser una crisis institucional: ya no existe forma de rescatar el anterior proceso electoral, la única manera de reencauzar la situación es anular el proceso e iniciar uno nuevo desde cero.

La imposición de rector implica un total rompimiento del orden institucional, y aunque las fuerzas de cooptación han demostrado que tienen el poder necesario dentro del departamento jurídico y el CSU para maquillar sus acciones, el descontento generalizado se ha convertido en su principal (y quizá único) obstáculo para consolidar su objetivo”.