Trabajadores de Starbucks en lucha por formar un sindicato
No la tienen nada fácil los trabajadores en Estados Unidos, “tierra de las libertades”, cuando pretenden sindicalizarse. Starbucks Workers United, que promueve la sindicalización en la cadena de tiendas de café, está luchando a brazo partido contra la dirección de la transnacional para poder constituir un gremio.
Daniel Gatti
19 | 12 | 2022
Foto: Gerardo Iglesias
El lunes, más de mil empleados de unos 100 locales de Starbucks iniciaron una huelga de tres días, la de mayor duración en la historia de esta compañía, fundada hace medio siglo en la ciudad de Seattle y hoy implantada en todo el mundo.
Es el segundo paro en un mes en un mes desde el que protagonizaron trabajadores de alrededor de 100 locales estadounidenses de la cadena durante toda la jornada del 18 de noviembre pasado.
A fines del año pasado, el personal de 260 de los 9.000 locales estadounidenses de la transnacional votó mayoritariamente en favor de constituir un sindicato.
Pero no es querer y poder. Como parte de su campaña sucia contra la sindicalización, la empresa cerró parte de esos locales, incluido el primero en el que los trabajadores decidieron formar un sindicato, ubicado simbólicamente en Seattle, sede de la transnacional.
También despidió a gremialistas.
La ofensiva patronal incluyó por supuesto presiones sobre el personal, sobre el que llovieron mensajes según los cuales mejor les iría laboralmente si rechazaban sindicalizarse.
“Si una parte significativa de nuestros empleados se sindicalizara –dijo el año pasado un directivo− nuestros costos laborales podrían aumentar y nuestro negocio podría verse afectado negativamente por otros requisitos y expectativas que podrían cambiar la cultura de nuestros empleados, disminuir nuestra flexibilidad e interrumpir nuestro negocio”.
Cuando este hombre formulaba esa declaración se conocía que durante la pandemia de Covid-19 el CEO de Starbucks había cobrado un bono de 20 millones de dólares por haber mantenido abiertas las tiendas de la empresa, exponiendo a su personal a enfermarse y morir.
Starbucks Workers United ha presentado hasta ahora 446 demandas contra la empresa por el despido arbitrario de “promotores sindicales” y la negativa de la dirección a sentarse seriamente a negociar.
Una de las bases de Starbucks Workers United está en Búfalo, una excepción en el páramo sindical que es Estados Unidos.
En esta gran ciudad del estado de Nueva York la quinta parte de los trabajadores están sindicalizados, cuando la media nacional no llega al 6,5 por ciento y en el sector de cafeterías y restaurantes apenas se supera el 1, según datos de la Universidad de Cornell.
Hay una fuerte tradición organizativa en el mundo laboral de esa región, pero también a nivel nacional “la opinión pública está cambiando en su percepción de los sindicatos”, señala el informe.
De acuerdo a una encuesta de Gallup de agosto de 2021, casi siete de cada diez estadounidenses apoyan la formación de sindicatos.
El hecho de que en 2021 hayan tenido lugar importantes huelgas masivas, especialmente en empresas del sector de servicios, es también un dato que podría hablar de un cambio de tendencia, piensa Ruth Milkman, socióloga laboral en la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
Algunas de esas grandes movilizaciones tuvieron lugar en compañías como McDonald’s y Kellogg’s.
Búfalo es “un reflejo del interés creciente entre los jóvenes trabajadores con educación universitaria en la organización laboral”, dijo Milkman en declaraciones recogidas por el diario argentino Página 12.
“Los trabajadores jóvenes están contraatacando contra una economía que solo funciona para los ricos”, comentó también en medio de esa ola de huelgas y paros por mejores condiciones laborales y en favor de la organización sindical el senador Bernie Sanders, referente del ala izquierda del hoy gobernante Partido Demócrata.
Aun así, a los trabajadores y trabajadoras que quieren organizarse las cosas se les hacen cuesta arriba.
Tienen a la legislación laboral en su contra y sobre todo viven en una sociedad donde la cultura del capitalismo salvaje y el individualismo extremo está profundamente arraigada.
Las grandes empresas no dudan, además, en destinar enormes sumas de dinero a evitar que se constituyan sindicatos.
Solo en 2021, destacó Milkman en una nota que en mayo pasado reprodujo la publicación latinoamericana Nueva Sociedad, la transnacional Amazon dedicó 4,3 millones de dólares a pagar “consultores antisindicales” para contrarrestar los intentos de un sector importante de su personal de agremiarse.
La dirección de Starbucks también lo está haciendo.
En Amazon se pudo quebrar finalmente a una patronal superpoderosa y en abril el Sindicato de Trabajadores de Amazon vio la luz.