Elbio Ferrario, director del Museo, los sindicalistas Enildo Iglesias (ex secretario regional de la UITA) y Diego Massi, Efraín Olivera, del Servicio Paz y Justicia, el dirigente político Óscar López Balestra, los historiadores Óscar Destouet y Universindo Rodríguez, la profesora Mayari Cantoni, el biólogo Juan Claudio Benech, los periodistas Roger Rodríguez y Rodolfo Porley, la feminista Lilián Celiberti, la integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos Milka González, el abogado brasileño Omar Ferri cuentan epopeyas solidarias que tuvieron a Jair como protagonista y a algunos de ellos como objeto concreto de esa solidaridad.

Massi, Benech, Universindo Rodríguez, Celiberti literalmente le deben la vida. Lo dicen, lo relatan.

“Todo lo que se sabe sobre las operativas de las dictaduras del Cono Sur se debe a que personas como Jair se comprometieron de verdad a armar el puzzle”, afirma Celiberti, que estaba refugiada con Universindo Rodríguez y sus dos hijos en Porto Alegre cuando una patota de militares y paramilitares uruguayos y brasileños los secuestraron. Con su tenacidad, su valentía, su ingenio Jair impidió que los asesinaran.

Uma vida hermana no sólo permite la evocación de Jair, su personalidad, su trayectoria, y recordar aquella época no tan distante.

También volver a escuchar a seres entrañables que ya no están, como Enildo, Universindo, López Balestra. Por todo eso vale, y mucho, la pena, verlo una vez más.