El SINTRACOBAL y la UITA están realizando una campaña de denuncia para que se reviertan los despidos masivos, la eliminación del convenio colectivo, la destitución de dirigentes sindicales y la tercerización total de las labores por medio de empresas contratistas de la zona de Limón donde no existe organización sindical, ni cobertura de convenio colectivo.
Un elemento en juego en este conflicto, que parece contradictorio, es el hecho de que está vigente, desde 2001, el acuerdo entre UITA│COLSIBA (Coordinadora Latinoamericana de Sindicatos Bananeros) y Chiquita sobre Libertad Sindical, Normas Laborales Mínimas y Empleo en las operaciones bananeras en América Latina. (Leé el acuerdo)
Este acuerdo fue firmado en Ginebra en presencia del entonces director general de OIT, Juan Somavía.
No hay más que darle una mirada rápida a su contenido para comprobar que Chiquita lo está ignorando.
En la experiencia sindical internacional, los acuerdos marco han estado confrontados a evaluaciones sobre su real efectividad, encontrándose ejemplos en favor y en contra sobre su utilidad.
En el caso del acuerdo con Chiquita, UITA ha considerado que el balance general había sido serio hasta el momento en cuanto al reconocimiento de las organizaciones sindicales por parte de la empresa, que ayudó a su manera a dialogar sobre los conflictos.
Sin embargo, en los países de Centroamérica no ha habido mayores avances en el capítulo referido a libertad sindical ni sobre protección a la salud y seguridad en el trabajo.
Chiquita Brands Internacional se llamaba originalmente United Fruit Company.
Fundada en 1899, fue la primera gran compañía bananera transnacional. Es una empresa que no solo tiene una larga historia en la producción y el comercio del banano, sino que también ha influenciado negativamente la historia política de los países de nuestra región.
Es por lo tanto una empresa emblemática dentro de la producción y el comercio del banano a nivel mundial.
Chiquita cuenta con operaciones en 70 países alrededor del mundo como también una amplia variedad de productos y marcas.
El acuerdo Chiquita│UITA-COLSIBA fue el primero de su tipo en el sector agrícola y también el primer acuerdo internacional negociado y firmado junto a sindicatos de países en desarrollo.
En la década de los noventa, Chiquita sufrió una crisis financiera reflejada en la caída en el valor de sus acciones en el mercado bursátil.
Esta situación se agravó con la decisión de la Unión Europea de proteger a los productores bananeros de sus ex colonias en África, el Caribe y el Pacífico (conocidos como países ACP), limitando la importación del banano proveniente de compañías de origen norteamericano y latinoamericano (los bananos de la Zona Dólar), mediante la implementación de un arancel al banano latinoamericano.
El conflicto, que duró una década, es conocido como “la guerra del banano” y se llevó a cabo en el marco de la Organización Mundial del Comercio.
El mercado europeo siempre ha representado un porcentaje significativo del negocio bananero de Chiquita.
Por lo tanto, la compañía buscó mitigar en esos años los efectos económicos de esa coyuntura comercial, implementando varias medidas económicas y administrativas dentro de la producción y el comercio de la fruta proveniente de América Latina.
Estas medidas tuvieron consecuencias negativas directas en el empleo y en las condiciones generales de trabajo de los productores de banano, llevando a conflictos con sectores de trabajadores organizados.
Las organizaciones sindicales latinoamericanas representadas por COLSIBA y la propia UITA, denunciaron entonces tales restricciones comerciales, afirmando que los trabajadores eran los que más las sufrían.
Durante este período COLSIBA y UITA observaron y analizaron la importancia de grandes distribuidores y supermercados en la fijación de precios de la fruta en mercados internacionales, lo cual estaba desequilibrando los costos de producción en América Latina.
Como parte de este proceso, junto a aliados sociales y políticos en los países consumidores de América del Norte y Europa, en particular EUROBAN (Red Europea de Acción sobre el Banano) se inició una campaña de presión y cabildeo dando visibilidad a las malas condiciones laborales en la producción del banano en América Latina.
A finales de la década de los noventa se iniciaron los primeros contactos entre actores de la industria bananera, en primer lugar con el Foro Mundial Bananero, en 1998, en la primera Conferencia Internacional Bananera (IBC I), en donde los actores discutieron la mejor manera para promocionar el diálogo entre todos los agentes involucrados en la producción y el comercio del banano.
Posteriormente se llevó a cabo otra reunión, en Miami, Estados Unidos, en el año 2000. Allí las corporaciones transnacionales fueron invitadas a involucrarse en el diálogo con las organizaciones sindicales y debatir las medidas necesarias para mejorar y fortalecer las relaciones industriales en las plantaciones de banano de América Latina.
Chiquita fue la transnacional que tuvo mayor interés en profundizar ese diálogo. En una reunión en San José de Costa Rica, en mayo de 2001, se acordó elaborar e implementar conjuntamente un Acuerdo Regional.
Pero…
Chiquita Brands no parece haber aprendido la lección de la historia reciente. En Costa Rica se comportó con la misma prepotencia de las viejas compañías bananeras.
No le importó que cientos de familias perdieran su fuente de ingreso, y menos aún que desapareciera una organización sindical con la que por casi dos décadas se estableció una política de diálogo social.
Tiró todos los avances por la borda, eliminó unilateralmente lo pactado, despidió dirigentes sindicales sin contemplación alguna.
Los trabajadores que permanecen laborando en los bananales son las siguientes víctimas.
Al destruir a este sindicato y despedir a sus dirigentes, demostró que la institucionalidad laboral en Costa Rica no opera, y que los gobiernos son extorsionados con la amenaza de que estas empresas dejarán el país.
Cuando tratamos de afiliar en las fincas bananeras, los trabajadores que se adscriben al sindicato son despedidos.
La transnacional utiliza una serie de tácticas antisindicales, como la contratación temporal irregular y de trabajadores muy vulnerables, aprovechándose de la población indígena Ngabe y Bugles.
Miles de indígenas que no hablan español son quienes laboran en la producción de banano en condiciones infrahumanas. Sintracobal lo ha denunciado reiteradamente.
El otro sector altamente vulnerable es el de los trabajadores migrantes, especialmente nicaragüenses.
Chiquita Brands violentó los convenios 87 y 98 de la OIT, el Pacto de Derechos Económicos y Sociales de Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales de derechos humanos.
Con ello inició una nueva etapa de la guerra del banano, con un saldo de miles de trabajadores afectados.