Milei a las puertas del gobierno
No es habitual que un candidato a presidente con chances de ganar cause pánico a otra parte considerable de la población. El “libertario” argentino Javier Milei sí lo hace. Tres mujeres de distintos sectores escenificaron por estos días esos miedos.
Daniel Gatti
13 | 11 | 2023
Imagen: Allan McDonald
Una es hija y nieta de desaparecidos, otra fue víctima de violencia de género y la tercera es madre de niños con discapacidad. Las tres han hecho una recorrida de los subterráneos de Buenos Aires contando sus historias y llamando a sus compatriotas a que “por favor no voten a Milei” el domingo 19.
Anita Careaga es hija de Ana María Careaga, sobreviviente del centro clandestino de detención Club Atlético durante la última dictadura argentina, y nieta de Esther Ballestrino de Careaga, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo que fue a su vez secuestrada y aún hoy continúa desaparecida.
“Estoy un poco nerviosa. Nunca en mi vida hice esto y lo hago porque estoy muy preocupada. Yo nací en Suecia, cuando acá en Argentina había una dictadura. Mi mamá tenía 16 años cuando la secuestraron embarazada de mí.
Fue a un campo de concentración donde la despojaron de todo, incluso su nombre: pasó a tener una letra y un número. Fue brutalmente torturada, cumplió 17 años en ese campo de concentración”, relató Anita a los sorprendidos pasajeros del subte.
Y siguió:
“Mi abuela salió a buscarla y se encontró con otras madres que hoy se conocen como Madres de Plaza de Mayo”, hasta que también ella pasó a engrosar la lista de desaparecidos. “La llevaron a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y de ahí fue arrojada con vida al mar”.
En la ESMA, uno de los campos de exterminio más terribles del país, por donde pasaron alrededor de 5.000 detenidos, oficiaba como hombre fuerte el capitán Jorge “Tigre” Acosta. Fue él quien dispuso personalmente la ejecución de Ballestrino y de otras Madres de Plaza de Mayo y familiares secuestrados junto a ella, así como de dos monjas francesas que los acompañaban.
A esas religiosas “El Tigre” solía llamarlas “las monjitas voladoras”, por haber sido tiradas al Río de la Plata desde los “vuelos de la muerte” que regularmente salían desde la ESMA.
En 2011 la justicia argentina lo condenó a cadena perpetua por 92 delitos de secuestros, torturas y desapariciones en una de las causas que se le abrió. También fue hallado culpable de violaciones en otros procesos.
Desde la cárcel, Acosta llamó en los últimos días a votar por Javier Milei en el balotaje del domingo próximo.
El candidato ultraderechista de La Libertad Avanza lleva como compañera de fórmula a Victoria Villarruel, una abogada perteneciente a una familia de represores que se ha dedicado a defender a militares presos por delitos de lesa humanidad y a minimizar los crímenes de la dictadura.
Ambos, Milei y Villarruel, han prometido liberar a los represores detenidos en caso de que accedan al gobierno.
De las otras dos mujeres no han circulado los nombres.
A una de ellas su pareja la golpeó continuamente por muchos años. “Si hubiera habido venta libre de armas, no estaría viva, no estaría acá para contarlo. Por eso les pido que por favor no apoyen un proyecto político que dice que las pueden llevar por todos lados, porque está en riesgo la vida de las personas”, clamó la mujer.
La tercera, madre de tres niños con discapacidad, uno de ellos grave, dijo que si no hubieran existido las subvenciones estatales que Milei pretende recortar el mayor de sus hijos seguramente no estaría vivo y quién sabe qué hubiera sucedido con los otros dos.
“Durante el gobierno de Mauricio Macri”, entre 2015 y 2019, recordó, “270.000 pensiones que ayudaban a estas personas con discapacidad a tener una vida digna fueron dadas de baja” y ahora algo similar, o peor, puede suceder.
Macri, principal referente de uno de los partidos de la derecha llamada “moderada”, apoya hoy a Milei, en quien ve a alguien capaz de llevar a cabo los planes de achique del Estado que él no pudo culminar.
En los subtes podría haber habido muchas otras mujeres, cuyos derechos Milei desconoce o se propone conculcar, entre ellos el derecho al aborto.
Y muchas otras y muchos otros: docentes, desocupados, usuarios de la salud pública, estudiantes de la educación pública, funcionarios de empresas estatales, sindicalistas, militantes de organizaciones sociales, comunidades nativas. Y, si tuviera cuerpo, el medio ambiente.
Todos tienen motivos para considerar que lo que se puede venir con el “hombre de la motosierra” es un escenario de terror.
Cuenta una periodista del diario Página 12 que Guadalupe Betanzo, una joven enfermera que estaba dispuesta a votar por el “libertario” porque había acumulado bronca y resentimiento contra toda la dirigencia política argentina y veía con buenos ojos a alguien que irrumpió en la escena prometiendo “barrer todo lo existente”, cambió su voto después de ver Puan.
La película —escrita en 2018 y rodada en 2022, pero recién estrenada y premonitoria de lo que podrían ser los “años Milei”— evoca un posible desmantelamiento de la universidad pública, esa en la que la enfermera se formó.
“Me dije: esto es muy real. Es muy probable que pase. Lo vi próximo. Actual. Un futuro posible”, le admitió a la periodista, y sintió que no debía “ser cómplice” de algo así, de permitir que también la educación sea privatizada y empobrecida.
“Más allá de todo lo que haya pasado en la política, hay cosas que nos garantizaron, como la educación y la salud públicas, que costó y cuesta que se mantengan públicas y gratuitas. Es horrible pensar que pueda ponerse en peligro la formación de personas para ser profesionales, estudiar lo que les gusta, trabajar de lo que aman”, dijo.
“La historia le dio una pista de lo que pasaría con un sistema de váuchers” como el que plantea Milei, escribió a su vez la periodista.
A Besanzo, Puan, posible candidata argentina a un Oscar, le abrió los ojos. A otros tal vez se los hayan abierto las tres mujeres que hablaron en los subtes porteños.
El domingo próximo, en Argentina, las elecciones se definirán voto a voto, y nada puede haber peor que Milei y sus paradójicos libertarios.