Un análisis de Jair Krischke
El asesor de derechos humanos de la Rel UITA, presidente del Movimiento de Justicia y Derechos Humanos de Brasil, alerta en esta columna sobre los peligros que representaría una victoria del ultraderechista Javier Milei en las elecciones del próximo domingo en Argentina.
Jair Krischke
17 | 11 | 2023
Jair Krischke | Foto: Gerardo Iglesias
Estoy realmente sorprendido con el pronóstico electoral que arrojan las encuestas en Argentina porque siempre tuve al hermano pueblo como muy politizado, a diferencia de Brasil.
No podemos obviar los paralelismos entre el candidato Javier Milei y lo que fue Jair Bolsonaro para nosotros los brasileños, sobre todo en cuanto al perfil negacionista, aunque me atrevo a decir que el caso argentino es aún más grave puesto que Milei carece completamente de experiencia en la escena política.
Nunca ejerció un mandato de ningún tipo y emerge con ideas inclusive más delirantes que las que pregonaba Bolsonaro, como por ejemplo cerrar el Banco Central de Argentina.
Milei es un individuo que tiene un discurso absurdo que colinda con la locura. ¿Cómo es posible que esta persona goce de la simpatía de la mitad de los argentinos y argentinas? ¿O quizá de más de la mitad?
Me asombra esto de un pueblo con un rico y marcado acento cultural, un pueblo lector —acostumbro decir que solo en Buenos Aires hay más librerías de las que hay en todo Brasil—. Asombra que acepten este discurso sin pie ni cabeza.
En la esfera política brasileña también existe una gran preocupación si Milei resulta elegido porque, entre los tantos disparates que dice, está el hecho de que va a romper relaciones comerciales con Brasil, con la importancia que tiene para la economía de ambas naciones este intercambio.
Por otra parte, el mundo está observando el inquietante crecimiento del neofascismo.
La carencia de verdaderos líderes políticos, junto al fracaso de algunos modelos encarnados en la centroizquierda, propició el surgimiento de figuras como Milei y como Bolsonaro.
Ellos representan este resurgimiento del nazi-fascismo, que la humanidad entera sabe la tragedia que provocó.
Sé que el pueblo argentino está decepcionado con todo lo que ha vivido, en especial con la desvalorización de la moneda y una inflación que se come los salarios, pero este individuo, hermanos argentinos, no es la salida.
Hay algo que me preocupa aún más sobre este escenario electoral en Argentina porque tiene que ver con un tema que toca de cerca los derechos humanos.
Creo que, si llega a ganar Milei, su incapacidad para gobernar puede hacer que no dure demasiado en el poder y eso abriría a un escenario aún más trágico porque permitiría que ascendiera a la presidencia su candidata a vice, Victoria Villarruel.
Esta señora es un peligro porque además de ser una negacionista declarada, es defensora de criminales de lesa humanidad. Abogada de formación, integró asociaciones que promueven la impunidad de militares y civiles acusados de delitos de lesa humanidad bajo la dictadura.
Para quienes hemos dedicado la vida a la defensa y promoción de los derechos humanos y hemos luchado porque los militares torturadores, que cometieron miles y miles de asesinatos durante las últimas dictaduras del Cono Sur paguen por sus crímenes, que un ser nefasto como Victoria Villarruel pueda acceder a la Presidencia representa una verdadera tragedia.
Argentina, de todos los países donde operó el Plan Cóndor, fue el que más trabajó en condenar el terrorismo de Estado, el que promueve sitios de la memoria y el que llevó a la cárcel a varios de los responsables de los crímenes de lesa humanidad.
Si Milei gana el próximo domingo todas estas acciones están en peligro, porque así lo pregona su vicepresidenta y esto sería una verdadera tragedia, no solo para Argentina sino para toda la humanidad.