El domingo 19 es el día “D”: los trabajadores y sus sindicatos, así como la sociedad en general, junto a sus organizaciones, están en peligro.

Desde diferentes rincones del mundo, en especial desde América Latina, debemos instar a los votantes a sacudirse de Milei, un personaje peor aún que Jair Bolsonaro, peor que la italiana Giorgia Meloni.

El compañero Artur Bueno Junior lo describió como un hacedor de horrores, un candidato payasesco, bufón, excéntrico y desconectado de la realidad.

Este tipejo ha llegado a plantear el desmantelamiento del Estado, la eliminación de los ministerios de educación, salud y trabajo, ha atacado sin piedad a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, entre otras barbaridades,

Loco no es ni está: todos sus planteamientos los hace de forma muy consciente. Con su plataforma fascistoide, Milei se va a prestar a una experiencia terrorífica de desmantelamiento del Estado y de supresión de derechos del mismo tipo, o peor, que las emprendidas por ejemplo en Honduras durante la narcodictadura de Juan Orlando Hernández.

Milei, dice nuestro amigo Carlos Amorín, “se hace llamar ‘libertario’, término que muchos medios han aceptado y reproducido hasta el hartazgo. Es comprensible que Milei lo use para evadir el de ‘extremista neoliberal’, que es el que en realidad le cabe, pero los medios le hacen un favor al seguirle el juego, seguramente muchos de ellos interesados en su papel anti: anti peronista, anti kirchnerista, anti Estado, anti planes sociales, antiaborto, anti derechos humanos y derechos laborales, etcétera”.

Más que libertario, agregaba Amorín, Milei “es liberticida, y en eso se empareja con la derecha más rancia y patricia argentina, la que siempre ha sido propietaria del país y no se resigna a estar fuera de su gobierno”.

Todos debemos, a nuestra manera, votar contra él: los sindicatos, las mujeres del CLAMU. Si gana, todos peligramos.